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He leído..."Linchpin"

Seth Godin no sólo es un gran profesional del Marketing (con mayúsculas) Es además un personaje singular y un gran emprendedor. En Linchpin, insiste en la necesidad de todo profesional de diferenciarse, de evitar a toda costa la estandarización de su trabajo.

Destacan sus reflexiones acerca del profesional como artista -en el mejor sentido de la palabra- frente al profesional cuyo trabajo es una mercancía perfectamente sustituible por el equivalente de otro empleado. Godin llama machaconamente la atención sobre la tendencia de muchas organizaciones de hacer de sus empleados piñones de un engranaje. Se trata de un libro muy recomendable por su contenido y sus numerosas referencias a historias reales.
  

A proposito del libro, hoy casualmente he pasado junto a una empresa de telemarketing. Por las ventanas se veían los minúsculos cubículos en los que cientos de trabajadores atienden a decenas, cientos de personas al día que -como usted y como yo- llaman con una consulta o reciben una promoción de tarifa de móvil. 

Nunca he sido capaz de volver a contactar con la misma persona que me atendió inicialmente cuando he tenido que recurrir de nuevo al servicio. No interesa que nadie destaque como profesional ni como persona. La mecánica del negocio exige que la vinculación del trabajador con el cliente sea la mínima imprescindible: el empleado es aquí, lamentablemente, un simple piñón dentro de un gigantesco engranaje y eso es precisamente lo que Godin incita a cambiar.

Personalmente, considero la existencia de buena parte de los call center -en especial los subcontratados- una lacra del tiempo que nos ha tocado vivir (bueno en tantas otras cosas) Las escasas excepciones -como el servicio telefónico de atención al cliente de Mercadona, destacan fácilmente entre tanta mediocridad.  

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