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IKEA llega a Zaragoza

El referente logístico de la industria del mueble abrirá en Zaragoza el próximo día 22 de mayo.

Conozco IKEA desde muchos años atrás, cuando su implantación en España era casi exótica. He visitado la mayoría de los centros nacionales, desde Barcelona a Las Palmas de Gran Canaria y algunos fuera de nuestras fronteras.
No soy un fanático de IKEA, pero he de reconocer que la suya ha sido una historia de triunfo basada en enfocar un negocio muy tradicional de manera muy distinta a la habitual: el sector del mueble maneja niveles de servicio (en términos de plazo de entrega) inadmisibles para la mayoría de los bienes de consumo, de manera que el hecho de poder disponer del mueble justo en el momento de la visita a la tienda es un extraordinario valor añadido.

Si a esto se añade que -por el hecho de entrgar el mueble desmontado- su transporte es mucho más fácil y el coste es menor, casi tenemos hecha la cuadratura del circulo...

Este es un caso paradigmático de como el modelo logístico ha dado una auténtica ventaja competitiva al negocio, aunque hay que reconocer que también el marketing ha jugado un papel primordial en el desarrollo y la popularidad de IKEA

Comentarios

  1. Anónimo9/14/2007

    Sé que en la actualidad no es políticamente muy correcto ir en contra del sistema unánimemente considerado como de éxito; aun así voy a hacer un ejercicio de nadar contra corriente y me atrevo a decir: NO ME GUSTA IKEA.

    Y esta opinión viene avalada por un sin-numero de pequeños y no tan pequeños inconvenientes que hacen que la considere plenamente justificada.
    Ya sé que es una empresa de éxito, que genera grandes beneficios y multitud de puestos de trabajo, etc, etc,… Que ha llevado el hágaselo usted mismo y el modelo logístico que lo sustenta hasta las últimas consecuencias; por el momento. Pero no es menos cierto que dicho modelo logístico tiene lagunas y ocasiona grandes inconvenientes. Justifico lo anterior con diversas experiencias vividas en los diferentes centros de Madrid y Zaragoza.

    San Sebastián de los Reyes, día laborable por la mañana. Cuesta mas de una hora conseguir aparcamiento en el parking de IKEA. Empezamos mal. Menos mal que hemos comprobado por internet las existencias de los productos en los que estamos interesados. Aun así, y como la red no es muy fiable a veces, consultamos en la pantalla de una empleada. Estamos de suerte; tenemos 18 unidades de nuestro producto. A toda prisa bajamos al almacén por el atajo y ¡oh sorpresa!, no hay ninguno. Seguro que hemos buscado mal. El operario nos aporta motivación y explicaciones; confirma que hemos buscado bien y explica que en el tiempo empleado en bajar alguien se los ha debido llevar. De hecho aun siguen en stock. ¡Ya es mala suerte!, pero como no es imposible…….. Lo imposible es conocer cuando se dispondrá del material. Llame usted todos los días, venga aquí, consulte por internet,… Nada.

    Menos mal que de algunos de los otros productos si que había stock. Y nos los llevamos. No todos los que necesitábamos pero algo es algo. Cada una de las estanterías con unos cuantos accesorios y los herrajes (no comerciales) necesarios para su ensamble. Todos perfectamente embalados para no abrir el paquete. En este caso el problema vino después cuando, en plena faena de montaje en Zaragoza, descubrimos que faltaban algunas de las piezas necesarias. El resultado fue un 20% de las piezas inutilizables. ¡Ya reclamaremos!.
    Pero aun compramos algunos objetos mas. Un edredón por el que, al pasar por la caja, nos cobraron mucho mas de lo que teníamos en mente. “Si no están conformes pueden reclamar”. Allá vamos. La cola de las reclamaciones era de unas 30 personas, a cual mas indignada. Nos informó el empleado, y lo comprobamos realizando de nuevo la turné standard, que nuestro precio era el de unos parecidos que había al lado y de los cuales no quedaba ninguno. Doy fe de que era imposible no equivocarse. Y la banca siempre gana.
    Vale, ya hemos pagado. ¿Me pueden hacer una factura?. Claro, en aquella ventanilla. Pies para qué os quiero. ¿Quién es el último?. No. Va por numero. Nos toca el 183. ¿Qué numero están atendiendo?. El 86. ¿Posibilidad de aumentar el servicio?. No. Solo tenemos este ordenador para estos menesteres. No llegó a las dos horas de espera.
    El resultado: a las 10 de la noche emprendemos viaje de regreso. Eso si, bien cargados de guarda-bolsas, cubre-cacharros, porta-cedes, salva-cosas, separa-nosequés, …….

    Un mal día lo tiene cualquiera pensé. Lo malo es que era reincidente en este IKEA. Mal montado que lo tienen en San Sebastián de los Reyes. Pero es que me había ocurrido algo similar en el de Alcorcón. Claro; en Madrid hay mucha gente y están desbordados. ¡A ver que pasa cuando abran el de Zaragoza!. Pues lo mismo. De las 3 referencias de mesas para ordenador “baratillas” que apuntamos en el papel, ¡que no había de ninguna!. No dejé terminar a la cajera cuando me explicaba las formas de saber cuando habría mesas: “¡pues va a ser que no!”. Salvo que mi señora diga lo contrario.

    Creo que algunos conceptos logísticos deberían ser reconsiderados: Técnicas de reposición, rotura de Stock, información de los aprovisionamientos futuros, tamaño de los lotes, … Y algunos conceptos generales también: ¿Por qué hay tanta gente reclamando?. Una vez realizado el pago ¿Por qué hay tan pocos medios para servicio al cliente?.

    Me pregunto: ¿Sea adecua IKEA al cliente o el cliente se adecua al estilo IKEA?.
    Y yo solo me contesto: ¡Cuánto debemos aprender!.

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